• Una persona que no presenta síntomas normalmente, que no está bajo tratamiento, con una espirometría en unos números normales, presenta un Asma Intermitente.

• Si los síntomas se repiten habitualmente, aunque no lo hagan siguiendo un patrón temporal, hablamos de Asma Persistente. Dentro de esta definición podemos clasificar en AP Leve, Moderado o Grave, en función de cuándo y cómo se presentan los síntomas y las cifras que nos da la espirometría. De todos modos es el médico el que determina el nivel de gravedad del paciente.
  

Siempre debemos recordar que las crisis del asma pueden aparecer en cualquier paciente, sin importar el nivel de gravedad con el que se ve afectado. Por tanto siempre hay que estar atento a los síntomas, especialmente a aquellos que implican un empeoramiento de la salud. El mejor método es seguir las indicaciones del doctor, así como el tratamiento prescrito.

• El asma infantil, en su mayoría conformada por síntomas ocasionales y de poca gravedad, a menudo acompañando a resfriados y constipado, presenta una espirometría en números normales; la podemos denominar Asma Episódica Ocasional o Intermitente.

• En el caso de que las crisis aparecen con una periodicidad mensual o incluso menor, acompañadas de dificultades en el ejercicio físico moderado, podemos hablar de Asma Persistente Leve.

• Existe un pequeño conjunto de chicos con asma, cuyos síntomas aparecen de forma frecuente afectando a su vida diaria, especialmente por la noche. Estos casos se diagnostican como Asma Persistente, pudiendo ser Moderada o Grave, según la intensidad y frecuencia de los síntomas, así como de las cifras que nos da la espirometría.
  

• Controlar los síntomas, manteniendo una vida normal.

• Evitar las crisis, sobre todo las de máxima severidad.

• Evitar el progreso de la enfermedad, mediante el adecuado control de la misma.

• Evitar los efectos secundarios de los medicamentos.